No
sabía yo que comer en El Copo fuese tan barato. Lo digo porque, que yo
recuerde, jamás he comido allí. Me he enterado –quién lo diría– gracias al señor don Jorge romero, alcalde de
Los Barrios, para más señas.
Resulta
que te puede salir por nada y menos un buen almuerzo en tan prestigioso
restaurante de nuestro municipio. Según se desprende de la nota de prensa a
través de la cual el primer edil barreño informa de los gastos pagados mediante
su tarjeta visa el pasado mes de julio. Cosa que hace una vez más, todo hay que
decirlo, con otro de esos ya acostumbrados teatrales y demagógicos alardes
suyos que desvirtúan y trivializan lo que es, o debería ser, el ejercicio de la
transparencia.
Puede
que a ustedes les haya pasado desapercibido el dato, pero a un servidor le ha
llamado la atención el pago de 200 euros en un almuerzo para diez comensales,
se supone que todos ellos representantes de la FEMP. Es decir, en un almuerzo
que ha costado tan sólo 20 euros por cabeza. Convendrán conmigo que un precio
supereconómico tratándose del restaurante del que se trata.
¿Qué
quieren que les diga? Para mí, algo posible, desde luego, pero bastante difícil
de creer. A menos que el señor Romero y sus compañeros de mesa –en una más que
asombrosa muestra de resistencia a la tentación y elogiable inclinación a la frugalidad– no se
excedieran ese día en el menú, siguieran una dieta estricta o se beneficiaran de una extraordinaria y
envidiable oferta por cortesía del chef o el dueño del local.
Por
esa módica cantidad yo no descarto irme por lo menos una vez cada dos o tres
semanas con los amigos y paladear algunas de las exquisiteces gastronómicas que
don Manuel Moreno incluye en su carta. Simplemente para darme el gustazo. ¡Qué
leches!
Ahora
que, como sea verdad lo que alguien me ha soplado respecto a este asunto, mucho
me temo que para mí lo de ir a darme un festín en tan reputado mesón va a
continuar siendo un sueño por algún tiempo más, si es que alguien no me invita
antes.
¿Y
qué es lo que le habrán soplado a éste?, se preguntarán ustedes. Un detalle
nada irrelevante, porque, de ser cierto, pondría al descubierto otra mentira
más de quien ahora es alcalde de Los Barrios y en evidencia los extremos a los
que puede llegar su cinismo.
Determinado
confidente, bien informado, me ha dicho que el día de marras no fueron diez los
comensales, sino tres… ¡Adivinen quiénes! Lo que resulta más verosímil y hace
que me cuadren las cuentas.
¡Vaya
hombre! ¡Y yo que ya me veía en el número 2 de la calle Almadraba de Palmones
disfrutando de un rodaballo, una lubina al horno o unas gambas al pil-pil!
Ya lo dice el refrán. Demasiado perfecto para ser verdad. O, lo que es casi lo mismo, demasiado bueno como para creérselo.
Ya lo dice el refrán. Demasiado perfecto para ser verdad. O, lo que es casi lo mismo, demasiado bueno como para creérselo.
7 de agosto de 2013
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