Jorge
Romero se nos volvió a salir del tiesto. Al tipo hay que reconocerle que en
esto de la política sabe ofrecer juego y espectáculo. Detalle éste que, en mi opinión, no dice nada en su favor, sino
todo lo contrario.
El
pasado sábado el alcalde del PA convocaba una rueda de prensa para despacharse
a gusto y anunciar la ruptura del pacto de gobierno que su partido mantenía con
el PP en Mancomunidad. Noticia que no creo haya sorprendido a los populares, y
mucho menos a los de Los Barrios, que saben de sobras cómo las gasta su socio
andalucista, pero que, no obstante, ha debido dejar a más de uno con las patas colgando.
Entre ellos al presidente del PP barreño, David Gil, a quien parece ser que se
la ha colado, y bien colada, y al secretario general de esta misma formación,
José Carlos Lara, de un tiempo a esta parte desaparecido en combate.
Ambos,
tanto Gil como Lara, han sido, muy a su pesar, junto a su jefe de filas,
Antonio Sanz, principales valedores del señor Romero y, mira por donde, han
visto compensada su lealtad a éste, y su esfuerzo por sacarle las castañas del
fuego en la gestión del día a día en el Ayuntamiento, enterándose de la
deserción del grupo andalucista en Mancomunidad por la prensa.
Expone
el alcalde de Los Barrios diez razones por las que rompe el acuerdo y, como buen
populista que es, pone por delante de todas ellas el interés general de los
ciudadanos. Como si fueran él y sus amigotes los únicos en el mundo mundial que
se preocupan del bienestar de la gente, cosa que, como se comprenderá, no me
puedo creer –hace ya mucho que me caí del nido– y, por tanto, no me creo.
No sé
por qué, pero estoy plenamente convencido de que los verdaderos motivos por los
que ahora el PA decide dar esta espantada son de otra índole y mucho menos
altruistas.
Yo no
cuento con suficientes elementos de juicio para afirmar si el precio del agua
es excesivamente elevado o no. Probablemente lo sea. Lo que sí sé es que la
cuantía de lo que se paga a Arcgisa por el suministro no supera la media de lo
que se paga en el resto de España y está por debajo de lo que se paga en las
poblaciones del Campo de Gibraltar donde esta sociedad pública no opera. Así
que mucho me temo que, tras esa polémica alimentada por el señor Romero en
torno al coste del vital elemento, lo que en realidad se esconde es el
propósito suyo, hasta el momento frustrado, de privatizar el servicio, que es lo
que defendió siempre mientras estuvo en la oposición, si mal no recuerdo.
Tampoco
sé si lo que cobran de sueldo el director general de la referida empresa y
demás cargos directivos es mucho o poco. En cualquier caso, lo relevante no es
si se trata de mucho o poco, sino de si lo que cobran es merecido o no. Ahora
bien, de lo que sí estoy seguro es de que, ganen lo que ganen, el dinero
destinado a remunerarles está mucho mejor empleado que el destinado a
remunerar, por ejemplo, el trabajo de la señora Andrades como vicepresidenta de
la institución comarcal, si es que, aparte de ir a Fitur, realizó alguno desde
2011 hasta la fecha.
Lo único
cierto es que con el anuncio del pasado fin de semana el ilustrísimo alcalde de
Los Barrios nos ha brindado una nueva demostración de cómo se maneja con la
demagogia. Se aproximan comicios, de modo que necesita echar mano del discurso
electoralista y escenificar que reniega de un PP en horas bajas.
Sin
embargo, yo pienso que la ruptura del pacto no puede considerarse una felonía por
su parte. Sobre todo, si se tiene en cuenta que era de esperar y que ya hizo
más de un amago de romperlo desde que lo suscribiera hace algo más de dos años.
El que avisa no es traidor, aunque, eso sí, tampoco
es de fiar.
La Verdad del Campo de Gibraltar, 24 de febrero de 2014