lunes, 12 de mayo de 2014

Operación Cañete

Me sorprendió el pasado martes, y no puedo decir que gratamente, la movilización policial que se produjo en Los Barrios a raíz de la visita de don Miguel Arias Cañete y don Juan Manuel Moreno Bonilla. Si les digo la verdad, en la edad que tengo jamás había visto por el centro de esta localidad una reunión de fuerzas del orden como la que hubo ese día para éstos y otros gerifaltes peperos. Ni siquiera para actos multitudinarios de mayor enjundia. Al menos que yo recuerde. Exceptuando, eso sí, la convocatoria de algún que otro pleno de los más polémicos presididos hasta la fecha por Jorge Romero como alcalde y para los que se ha contado incluso con los “goap”, que son como los “geos” pero en versión local, además de cuantiosos efectivos de la Guardia Civil.
Con motivo de dicha visita, créanme lo que les digo, por poco no se junta en la Plaza de la Iglesia y sus alrededores más números del instituto armado, brigadillas y policías que para la Romería del Santo Patrón, que, por cierto, aunque ya no se proclame, sigue siendo celebración de Interés Turístico Nacional. Hicieron acto de presencia varios vehículos de la Benemérita, de la Policía Municipal y probablemente también alguno de la Secreta y se cortaron nada más y nada menos que tres calles a la circulación de automóviles y de peatones. Tanto que no me equivocaría mucho si afirmo que hubo por allí más agentes de la autoridad que ciudadanos de a pie.
Y todo esto a santo de qué, se preguntarán ustedes. Pues a santo de que se inauguraba la nueva y flamante sede del Partido Popular barreño. Un evento que, aun pudiendo considerarse de cierta importancia cívica, no era institucional, no tenía pinta de atraer la atención de una multitud tan numerosa y abultada como para entrañar riesgo y que no creo mereciera el exagerado despliegue en seguridad que se llevó a cabo, ni aunque los militantes de esta formación hubieran corrido con los gastos echando mano de sus bolsillos. Pues todo el mundo sabe que la Villa de Los Barrios ni tiene una población que se caracterice por ser muy contestaria, revolucionaria o conflictiva, ni  es un lugar que se distinga por una alta concentración de actividad criminal o terrorista, que yo sepa.
En mi opinión, creo que se produjo todo un dispendio injustificable de medios materiales y humanos para la vigilancia de lo que no fue más que el sencillo acto preelectoral de un partido político, que, todo sea dicho, antes de 2011 apenas gozaba de relevancia social en el municipio.
Aunque lo que me parece más grave aún es que dicho despliegue no se efectuara para velar por la integridad de los personajes públicos que acudieron a la cita como protagonistas, y que no son precisamente lo que se dice ídolos de masas. Sino para que los miembros de la llamada Plataforma de Despedidos del Ayuntamiento –¡qué miedo que dan, Señor!– no les afearan la ceremonia y les aguaran la fiesta. Cosa que consiguieron sólo a medias.
Se me ocurre que, si Susana Díaz hubiera contado con la mitad de las medidas de seguridad con las que contaron aquí el exministro y el presidente de los populares andaluces, el pasado mes de octubre los alcaldes malagueños del PP no habrían podido zarandear el coche oficial de la presidenta como lo zarandearon durante la conmemoración del décimo aniversario del Museo Picasso de Málaga.
Estoy casi seguro de que el dispositivo policial organizado en Los Barrios tuvo hasta nombre. Tal vez algo así como “Operación Cañete”.

La Verdad del Campo de Gibraltar, 12 de mayo de 2014

martes, 6 de mayo de 2014

Romero versus Mancomunidad

Artículos - Web de J. A. Ortega