viernes, 31 de enero de 2014

¿Dónde está el problema? · José Antonio Ortega · Andalucía Información

¿Dónde está el problema? · José Antonio Ortega · Andalucía Información

lunes, 27 de enero de 2014

¡No me lo puedo creer!

Esta semana me van a permitir que ejerza de cotilla. No sé lo que será a ustedes, pero he de reconocer que a mí dedicarme a tal práctica de cuando en cuando me produce una cierta satisfacción morbosa. No creo que a nadie le extrañe o le sorprenda este detalle. El chismorreo es, en realidad,  tan antiguo o casi tan antiguo como la vida en sociedad. Digamos que, en cierto modo, es consustancial a ésta. Es una vía más a través de la cual se activa la coerción y el control del grupo sobre los individuos y los individuos sobre el grupo. Seguro que la inclinación se lleva va en los genes que nos definen como especie. Igual que la maldad, por otra parte. O, si lo prefieren, la mala leche.
En la antigua Roma, a cuya civilización la nuestra debe tanto, los chismes y las murmuraciones estaban a la orden del día. La rivalidad y la competitividad por alcanzar los máximos honores eran tales que se difamaba a diestro y siniestro. Era algo así como un deporte en el ámbito de la actividad política y social. No en vano fueron ellos, los romanos, los inventores del libelo. Así que no es de extrañar que la prensa rosa y amarilla, y la que no es rosa ni amarilla también, tengan el éxito que tienen en nuestros días con las posibilidades que los avances tecnológicos en el ámbito de la comunicación ofrecen.
Aunque no teman, que yo no me propongo llegar a cotas tales en las líneas que siguen, ni muchísimo menos. Tan sólo hacerme eco de algún que otro rumor –no voy a decir que inocente porque mentiría como un bellaco, pero tampoco malvado– de los que, no sin guasa, corren por la calle respecto a la próxima celebración de cierto evento festivo en el municipio. Comentarios sobre la vida, obra y milagros de algunos de nuestros más destacados personajes públicos, que, como saben, no son otros que aquellos miembros de la vecindad más expuestos, por el desempeño de ciertos señalados roles, a la crítica y el juicio de los ciudadanos. Sátira e ironía incluidas. Y con más veras aún, ahora que ya estamos casi a las puertas de las fiestas que preceden a la Cuaresma.
El evento en cuestión es la llamada I Feria Single Campo de Gibraltar, prevista para el próximo mes de febrero y que bien podrían haberla llamado, digo yo, feria de solteros y solteras.
Aseguran las malas lenguas que el padre de la criatura es el propio alcalde, es decir, el señor Romero, que recientemente ha cambiado de estado civil para pasar a la soltería y formar parte del colectivo de los divorciados barreños. Aunque a mí me da la espina de que no. Pues no creo que esté buscando nueva pareja siendo como es de dominio público que ya la tiene desde hace tiempo. A menos, claro, que le vaya al hombre el rollo de la poligamia. Lo que no sería muy de extrañar, teniendo en cuenta que ése es un rollo que nos va a todos o a casi todos los varones, lo practiquemos o no lo practiquemos.
Otras lenguas no menos malas, sin embargo, afirman que la idea de la iniciativa procede de alguien de la cúpula del PP local. Para contribuir a fomentar y promocionar en el municipio la vida en pareja –si son parejas como Dios manda, mejor que mejor– de la que los muchachos y muchachas de esta formación suelen ser unos arduos defensores. Y para compartir, de paso, la experiencia de su relación feliz y bien avenida, aunque a veces algo tormentosa, con los muchachos y muchachos del PA con los que tan de maravilla se entienden y se llevan.
Claro que no hagan ustedes mucho caso de estas habladurías. También he oído por ahí que entre unos y otros, andalucistas y peperos, están tratando de montar para los Carnavales una chirigota, y yo eso, señores, qué quieren que les diga, ¡no me lo puedo creer!

La Verdad del Campo de Gibraltar, 27 de enero de 2014

lunes, 20 de enero de 2014

No todo está perdido

¿Para qué engañarse? La resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que conocimos la semana pasada sobre el caso de los 115 despedidos del Ayuntamiento de Los Barrios no ha sido una excelente noticia, ni muchísimo menos. Excepto para el actual alcalde y sus compañeros de filas. A quienes, por cierto, les faltó tiempo, según se rumorea, para ir a celebrar el acontecimiento en una céntrica cafetería de la localidad en cuanto les llegó la buena nueva. Y lo mismo también para el señor director del diario Europa Sur, que ha colaborado con la causa del equipo de gobierno de PA y PP avalando hasta la fecha todas sus medidas, incluida la de los despidos, y defendiéndolas públicamente a capa y espada. Pero no creo que para los veintitrés mil ciudadanos de Los Barrios. Por mucho que diga el señor Romero. Porque no creo que los barreños se alegren así como así del mal ajeno. Aunque todo eso ya lo veremos en las próximas elecciones.
Dicha resolución revoca, como ya es sabido, la primera de las sentencias dictadas por el Juzgado de lo Social Único de Algeciras en la que se estimaba como nulo el despido de uno de los trabajadores municipales cuyas plazas fueron amortizadas en febrero de 2012.
Quiero transmitir, no obstante, a través de estas líneas un mensaje de esperanza al resto de los despedidos, a los que ese fallo de la Sala de lo Social del TSJA les ha sentado no ya como un  jarro de agua fría en pleno invierno, sino como una auténtica puñalada trapera.
La sentencia sobre la que hasta ahora ha habido pronunciamiento es distinta a todas las demás y se apoyaba en un único argumento jurídico, que el alto tribunal andaluz, tirando de una sorprendente y novedosa jurisprudencia, no ha dado por bueno. Resulta que extinguir la relación laboral mediante la amortización de plazas no puede considerarse un despido colectivo, independientemente del número de trabajadores al que afecte, vienen a decir los jueces, aunque la legislación al respecto no haya cambiado. Apreciación ésta convendrán conmigo que discutible cuando menos y de la que quien esto escribe discrepa.
Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que el resto de sentencias dictadas por el Juzgado de lo Social Único de Algeciras no sólo califican los despidos de los trabajadores como nulos por considerarlos un despido colectivo encubierto, y no conforme a derecho, sino por estimar que no estuvieron lo suficientemente razonados y porque fueron claramente arbitrarios. Detalle éste no baladí, sino importante, puesto que el propio TSJA, en la resolución de la que hablamos, reconoce que para que la extinción de la relación laboral pueda tenerse por legal la amortización de la plaza ha de estar justificada y no ser discriminatoria.
Además, también se da la circunstancia de que, en el caso de la primera sentencia, el trabajador afectado no impugnó el acto de la amortización por la vía de lo contencioso-administrativo como sí consta que hizo una mayoría de sus compañeros. Y, si bien no es éste un requisito ineludible para recurrir el despido en la Jurisdicción de lo Social, sí que es echado en falta por el alto tribunal en sus fundamentos.
A lo que voy. En mi opinión, y mal que les pese a algunos, no todo está dicho en lo que se refiere a este litigio.
Iba a terminar diciendo aquello de que quien ríe último ríe mejor. Aunque opto por ser prudente y reservarme el uso del refrán para la ocasión, si se presenta.
No es mi propósito generar falsas expectativas, pero lo que está claro es que, de momento, no todo está perdido. Y, en el peor de los supuestos, siempre queda la posibilidad de ir hasta el Supremo.

La Verdad del Campo de Gibraltar, 20 de enero de 2014

lunes, 13 de enero de 2014

La mentira tiene las patas muy cortas

Estaba yo pensando en un argumento que me sirviera de excusa para poder dedicarle una semana más al Excmo. Alcalde de Los Barrios el artículo que cada semana publico en este periódico y no atinaba a decidirme. Y no atinaba no por falta de motivos, sino por todo lo contrario. Es decir, por abundancia de ellos y dudar sobre cuál elegir.
Pero, mira por donde, al final no he tenido que calentarme la cabeza demasiado. La ocasión, dicen, la pintan calva. Y, si me apuran, en lo que a mí respecta, incluso con cara de Romero. El señor primer edil me lo vuelve a poner a huevo. No sabía yo que la suerte laboral de este servidor que les escribe –simple y mero auxiliar administrativo, como hay a quien le gusta recalcar– fuera fuente de preocupación de quien preside el Ayuntamiento barreño y centro de atención de la oficina de comunicación de la institución. Ni en mis mejores ni en peores sueños podía imaginármelo.
Como ya es sabido, el pasado viernes el Ayuntamiento de Los Barrios se hacía eco de una información rotundamente falaz referida a mi persona que, como no podía ser de otra manera, tenía que desmentir y he desmentido recurriendo a todos los medios a mi alcance. Pero, y esto es lo más importante, la desmentía poniendo por delante, y publicando, la documentación que demuestra la falsedad en la que desde la oficina de comunicación municipal se incurre, no voy a decir que por voluntad de quien redacta y difunde la nota, sino por quien la dicta, que no es otro, como ya se pueden imaginar, que el señor alcalde. ¡Como si no tuviera el hombre otro problema más importante que atender y resolver derivado de la responsabilidad de su cargo que joderme a mí, en la medida de lo posible, tanto como le gusta joder a todo aquel que no comulgue con sus malas ideas!
No obstante, por si la cosa no ha quedado todavía bien clara, y para tranquilidad de aquellos a los que le preocupe o le interese el tema, insisto. El Juzgado de lo Social Único de Algeciras  no ha dado la razón al Ayuntamiento en cuanto a mi segundo despido. Ni muchísimo menos. ¡Qué más quisieran el señor don Jorge Romero y compañía! Lo que ha hecho es llevar la cuestión a un nuevo procedimiento, el abierto con motivo de la demanda que yo interpuse tras ser nuevamente despedido al día siguiente de ser readmitido por mandato del juez. Además de señalar fecha para la celebración de la vista oral de la causa, que tendrá lugar el próximo 19 de mayo, y –lo que resulta bastante significativo– citar expresamente a la fiscalía para que se persone por presunta vulneración de derechos fundamentales. Pero, claro, esto no lo manda contar el alcalde a través de su gabinete de prensa ni de coña. Y créanme que lo entiendo. Lo que no entiendo es la estupidez exhibida metiéndose en esta clase de berenjenales. Porque, si en lugar de intentar confundir a la opinión pública con la desfachatez que acostumbra, se hubiera quedado calladito en lo que se refiere a este menester, se habría ahorrado el trance de quedar, como ha quedado, en evidencia.
Así pues, espero y deseo que, a estas alturas de la película, la mayoría de la gente haya empezado a darse cuenta de cuál es la verdadera catadura moral de quien, por un accidente histórico lamentable, del que muchos ciudadanos de este pueblo a buen seguro que se están arrepintiendo, hoy es primera autoridad del municipio.
Quien tenga ojos para ver que vea y oídos para oír que oiga. Como bien dice el refrán, la mentira tiene las patas muy cortas.

La Verdad del Campo de Gibraltar, 13 de enero de 2014

lunes, 6 de enero de 2014

¡Ay, qué cosas tiene este Antonio!

El Partido Andalucista denunciaba a finales del pasado mes, y no sin razón, el elevado coste que podría tener para los contribuyentes el ere del Ayuntamiento de Jerez que supuso el despido de 260 empleados públicos el pasado año y que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía consideró arbitrario y no ajustado a derecho. Más de 21 millones, euro arriba, euro abajo, si, grosso modo, se echan cuentas.
Lo advertía el secretario local de los andalucistas jerezanos, Santiago Casal, en el transcurso de una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el secretario general de la formación, Antonio Jesús Ruiz. Y se hacía eco el diario ABC en su edición digital, que fue la vía a través de la cual me llegó a mi la noticia. Información ésta que, si, en vez de haber salido publicada el 24 de diciembre como salió, hubiera salido el 28, un servidor habría podido tomar tranquilamente por inocentada. Y una inocentada de las buenas, la verdad sea dicha, pero de muy mal gusto.
Resulta que, mira por donde, el señor Ruiz critica en Jerez lo que aplaude en Los Barrios. Sí, ya sé que cosas peores se ven en las mejores familias y que en incoherencias de ese tenor incurren, en efecto, todas las organizaciones políticas. Pero, ¡joder!, lo gracioso del asunto está en que en el PA no son ni cuatro gatos, como quien dice, y ni por ésas.
Recuerdo que en las varias visitas que el máximo dirigente de los andalucistas ha efectuado a Los Barrios no se ha cortado un pelo a la hora de elogiar la gestión de Jorge Romero como alcalde en este municipio. Hasta tal punto que en alguna ocasión ha llegado a calificar dicha gestión poco menos que de brillante –ignoro si bajo los efectos de alguna que otra copita de más–  y, para colmo, ni siquiera ha dudado en dar la bendición a sus despidos. Lo que me lleva a plantearme la cuestión que a continuación resumo. Una de dos, o bien el Antonio Jesús Ruiz éste de los c… no se entera de nada, y no me extraña, porque tiene el muchacho nombre y aspecto de bueno; o bien, todo lo contrario, es el tipo algo enterado y, además, tiene la cara un poquitín dura.
Claro que lo mismo el señor Romero y compañía, es decir, los andalucistas barreños, no le han explicado a su jefe de filas todo lo que debieran haberle explicado. Aunque eso tiene fácil arreglo, porque, por si acaso, ya me encargo de hacerlo yo, y muy escuetamente, en las líneas que siguen.
El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Los Barrios, cuya labor le parece al señor Ruiz tan admirable, es culpable de un despido colectivo estimado como ilegal, es decir, considerado nulo, en primera instancia, por el Juzgado de lo Social Único de Algeciras. Una decisión temeraria e irresponsable que podría suponer para la institución municipal un desembolso de unos 7 u 8 millones de euros a lo largo de 2014, si no mucho más, en el supuesto de que los anunciados recursos al Supremo se confirmen.
¿Qué de dónde salen esas cifras? El cálculo es bien sencillo: ciento quince trabajadores a los que se le habrá de pagar una media de unos 70 euros diarios desde la fecha en la que fueron puestos de patitas en la calle hasta la fecha en la que hayan de ser readmitidos, más las cuotas de empresa correspondientes para la Seguridad Social por cada uno de ellos.
Así que ya veremos que nos dicen Antoñito Jesús y sus seguidores en el caso harto probable de que el TSJA declare nula la extinción de la relación laboral de los empleados cuyas plazas fueron amortizadas con el presupuesto de 2012.

La Verdad del Campo de Gibraltar, 6 de enero de 2014