Una vez más, y sin que sirva de precedente,
le vuelvo a dar la razón al señor Romero. Y digo que se la vuelvo a dar porque,
si mal no recuerdo, y aunque parezca mentira, ya se la di en alguna que otra
ocasión, no sabría afirmar a santo de qué.
El PSOE debería pedir perdón tras el archivo
provisional de la denuncia que en su día interpuso relacionada con la concesión
del servicio municipal de grúa. Pero, eso sí, debería pedir perdón no a los
ediles del PA que fueron imputados en la causa, ni al propio señor Romero, sino
al pueblo de Los Barrios. Y me explico. Debería pedir perdón por no haber
sabido afinar a la hora de trasladar la realidad a los tribunales para que la denuncia
hubiera prosperado. Lo que habría venido bien para seguir desenmascarando al
personaje impresentable que tenemos por alcalde. Y, sobre todo, para contribuir
a ir dándole boleto, es decir, mandarlo –se me ocurren unos cuantos destinos
que me callo– con su música a otra parte. Aunque, a unas malas, de eso ya se
encargarán las urnas en 2015. Espero.
El PSOE debería pedir perdón a los ciudadanos
por no afinar, como decía, en este tema de igual modo que no afinó ni atinó en
el referente al préstamo de Cañamaque, que, a buen seguro, todos ustedes
recuerdan. Porque una cosa es que en el acto o los actos de un responsable
político no haya delito y otra cosa distinta que estén bien o mal hechos, es
decir, que sean legales. Y, ya puestos,
y si me apuran, el PSOE debería pedir perdón también por haber permitido, o,
mejor dicho, no haber podido impedir, que un
incompetente cargado de odio y resentimiento, soberbia y prepotencia, se
haya convertido en primera autoridad municipal durante cuatro años que están
suponiendo poco menos que una pesadilla para los barreños. Al menos para los
dañados o afectados por su mala uva que son más cada día que pasa. Por sus
errores los socialistas ya se disculparon, pagaron con el batacazo de las elecciones
y se hayan inmersos en su particular travesía del desierto, cumpliendo una
merecida penitencia.
En cuanto a la denuncia relacionada con la
concesión del servicio de grúa sólo decir que puedo entender y entiendo que a
la hora de abordarla en los juzgados se hayan hecho la p… un lío. El fondo del
asunto resulta un tanto enrevesado. Especialmente en lo que concierne a la
titularidad de la parcela de marras. Entre denominaciones, delimitaciones y
modificaciones del planeamiento es fácil confundirse. Tanto que por confundirse
se puede confundir hasta el técnico más pintado. Pero esto no quita que no haya
existido una posible manifiesta irregularidad en la cesión de unos terrenos
propiedad del Ayuntamiento para depósito municipal de vehículos, independientemente
de que no haya habido dolo o intención de delinquir. Y no quita tampoco que no la hubiera en la tramitación
de la compra de los tres vehículos usados para la Policía Local realizada a
principios del pasado año. Los tres mismos vehículos que el señor alcalde
presentó en la Plaza de la Iglesia como si fueran prototipos de un nuevo coche
fantástico y que, por cierto, a fecha de hoy, según me cuentan, están casi para
el desguace.
Al igual que el señor Romero discrepa cuando
le parece de las resoluciones judiciales, sobre todo si no le convienen, yo apelo
a mi derecho a discrepar de la que me sirve de excusa para este artículo. Y eso,
discrepar de la misma, es lo que hago, como habrán podido darse cuenta.
No sé qué intenciones tiene ahora el grupo socialista.
Ignoro si recurrirá o no ante la Audiencia Provincial. Pero, si no lo hace, yo
creo que debería llevar a pleno una propuesta de consulta ante el Consejo
Consultivo de Andalucía y revisión de oficio de los expedientes en cuestión,
así como exigir a PA y PP, que tanto presumen de su celo por la legalidad, que
la apoyen abiertamente.
La Verdad del Campo de Gibraltar, 25 de noviembre de 2013
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