Aprovechando
este espacio, quiero hacerme eco hoy del homenaje póstumo que la Peña Cultural
Flamenca Fosforito de Los Barrios ha propuesto se dedique al desaparecido
guitarrista barreño Manuel Iglesias Guerrero. Una iniciativa de la que he tenido
noticia esta semana precisamente y que, como no podía ser de otra manera,
celebro.
Aunque
nunca me he distinguido por ser amante o seguidor del flamenco, y mucho menos
un entendido o estudioso, sí que soy admirador de lo que representa como
expresión artística, como seña de identidad del pueblo del que soy originario y
de la cultura en la que me he formado. Aprendí a oírlo, a saborearlo y a
valorarlo a medida que fui creciendo como individuo y como persona. A medida
que conocí sus raíces y su historia. A medida que traté de traducir y entender
el sentimiento, la emoción y la espiritualidad de su lenguaje. He de decir que
en ese aprendizaje tuvo mucho que ver mi amistad con gente aficionada a la
guitarra y, por supuesto, con la figura de nuestro insigne Camarón de la Isla, para
todos los flamencólogos el cantaor que más ha hecho por la promoción, la renovación y el
rejuvenecimiento del cante jondo.
Así
que todo lo que se haga para fomentar y mantener vivo un arte que, en su
sentido más amplio, es expresión del alma andaluza y, como ésta, tiene vocación
de universalidad, por poco que sea, lo considero acertadísimo. Y, desde luego,
todo lo que se haga por reconocer la labor de los artistas que han contribuido
a situarlo en el lugar que merece también. Pero aún más motivo de satisfacción
es para mí que entre los artistas merecedores de dicho reconocimiento nos
encontremos con gente de Los Barrios, como es el caso que nos ocupa.
Manuel
Iglesias fue un hombre de una calidad humana excepcional y gozó del aprecio y
el respeto de todos sus vecinos. Entre otras muchas cosas, porque durante años
en gran parte de los festivales, espectáculos, fiestas populares y saraos de
esta villa y su entorno en los que hiciera falta que sonara una guitarra allí
estaba el bueno de Manolo. Y porque, como maestro que era, enseñó a muchos
jóvenes barreños a tocarla con la misma pasión, si no más, con la que él lo
hacía siempre.
Es
probable que mucha gente no lo sepa pero este ilustre paisano nuestro, que ya
no está con nosotros, tuvo tras de sí un currículum encomiable. Quien desee
saber más acerca de su vida y su carrera musical, que empezó allá por la década
de los 50 del pasado siglo, puede obtener información en textos publicados
relacionados con el mundo del flamenco y a través de
Internet, donde se pueden encontrar numerosos sitios webs en los que se hacen
destacadas referencias a su larga y brillante trayectoria acompañando a
cantaores de renombre como a Flores El Gaditano,
El Gitano Blanco, Juan de la Vara, José Peña, Juanito Maravillas, Paco
Torrejón, Juanito Villar, Chiquetete, Antonio Madreles y Paco Cepero, entre
otros.
Además,
parece que el Ayuntamiento, a petición de la misma Peña Fosforito, va a
dedicarle una calle. Bienvenida sea la iniciativa. Aunque, con o sin calle, su
recuerdo está vivo en nuestra memoria y lo seguirá estando por mucho tiempo.
Viva Campo de Gibraltar, 15 de noviembre de 2013
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