lunes, 3 de febrero de 2014

¿Ajuste de cuentas?

Me parece lamentable la situación hacia la que ha derivado el caso de la edil del Ayuntamiento de La Línea Asunción Barranco. Un trato injusto como el que creo se le ha dado y se le está dando a esta mujer no es infrecuente que se vea en el seno de las organizaciones políticas y el PSOE no iba a ser menos. Ahora bien, lo que sí que no me esperaba es la reacción ante el asunto de Gemma Araujo, cuya trayectoria sigo desde hace tiempo y tengo en alta estima.
Aunque no conozco los entresijos de la agrupación socialista linense, he de decir que a mí todo este asunto me huele a ajuste de cuentas, o a algo así por el estilo. Y he de decir igualmente que tengo la impresión de que aquí alguien se está aprovechando de la “desgracia ajena” –dicho sea entre comillas– y de la coyuntura favorable, con maquiavélico sentido de la anticipación, para quitarse a una posible rival de en medio. Después de todo, así es como suele funcionar la cosa en la mayoría de los partidos.
De Espada, sin embargo, que es otro de los que reparten el bacalao en esta vecina ciudad campogibraltareña, no puedo decir lo mismo. Y no puedo decirlo, no porque sienta hacia su persona algún tipo de animadversión, ni nada que se le parezca. Apenas le conozco. Sino porque ya ha sido causa de decepción para mí desde que asumió responsabilidades municipales de gobierno y admito que le tenía en mente como posible blanco de mis críticas. Especialmente, por la poca sensibilidad demostrada en lo que se refiere a la disolución de Somdeco y al despido de los trabajadores de dicha empresa.
Puede que no sean muy afortunados los términos en los que me voy a pronunciar a continuación, pero lo cierto es que no puedo evitar preguntarme qué tal le habría sentado a don Francisco que durante el período que estuvo trabajando para el Ayuntamiento de Los Barrios –haciendo, por cierto, no se sabe exactamente qué– al delegado de Personal de turno, o tal vez al de Polígonos, se le hubiera ocurrido darle boleto y mandarlo a la gran puñeta.
No entiendo que a Asunción Barranco el PSOE, formación a la que representa y pertenece, le exija la entrega de su acta de concejal. Y menos aún que se lo exija por el motivo por el que se supone que se lo está exigiendo. Ni lo entiendo ni pienso en absoluto que esté justificado. Porque, en mi opinión, lo que la agrupación socialista de La Línea y la dirección provincial tendrían que haber hecho es salir en su defensa, dar la cara por ella –les caiga más simpática o menos simpática– y no dejarla a los pies de los caballos como la han dejado.
La verdad no creo que Asunción deba hacerse el harakiri por solicitar en su día, como empleada del Centro de Formación, Empleo y Asuntos Sociales dependiente de  Mancomunidad, donde no ocupaba ni ejercía cargo políticolas subvenciones previstas en eldea, pura farsa. alguno, una de las subvenciones previstas en el convenio colectivo para los trabajadores de esta institución y a la que como tal tenía también derecho. Una ayuda de la que finalmente ni siquiera se benefició y que estaba destinada a sufragar una cirugía que tuvo que practicarse por prescripción médica. Aunque dicha cirugía consistiese en una liposucción. Ni por el hecho de que fuera ella como responsable del departamento de Recursos Humanos la encargada de decidir sobre su propia solicitud, lo cual no pasa de ser una mera anécdota.
Con lo que se viene viendo de unos años para acá en materia de corruptelas en las administraciones públicas, esto no puede considerarse más que una minucia y todo lo que le rodea, está muy claro, pura farsa.

La Verdad del Campo de Gibraltar, 3 de febrero de 2014

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