Esta
semana el alcalde de Los Barrios, Jorge Romero, realizaba unas declaraciones en
las que pedía mayor celeridad al gobierno de la Junta de Andalucía en el
otorgamiento de la autorización ambiental unificada para la inversión de VITTI.
Cosa que he de decir me sorprendía, si bien no mucho. Y digo que me sorprendía
porque se da la circunstancia de que quien precisamente ha solicitado a la
administración autonómica la paralización del procedimiento para la concesión
ha sido la propia empresa interesada.
Lo hizo,
si mis datos no son erróneos, el pasado mes de enero y de ello dieron debida
cuenta los medios locales y comarcales. Hasta en tanto no se resuelvan o
sorteen los obstáculos administrativos derivados del planeamiento urbanístico
de San Roque, por cuyo término tendría que discurrir una de las canalizaciones
de la instalación de almacenamiento de combustible proyectada por la citada compañía
holandesa, en caso de que finalmente la obra se ejecute.
De lo
que deduzco que cuando dijo lo que dijo el señor Romero no estaba certeramente
informado del asunto. O sí que lo estaba, pero, con todo, tenía el hombre ese
día ganas de salir a la palestra.
Aunque
lo que de verdad me sorprende es el cambio de opinión del hoy primer edil de
Los Barrios en cuanto a la llegada y puesta en marcha de actuaciones
industriales, independientemente del impacto que las mismas puedan tener en la
salud de nuestro hábitat y nuestro entorno paisajístico. Como sorprende también
el entusiasmo que muestra.
Lástima
que no sostuviera igual parecer años atrás, allá por 2006, para apoyar el
desarrollo de La Gertrudis que trató de promover el anterior equipo de gobierno
con la construcción de un nuevo parque empresarial y la implantación en la zona
de la multinacional LPC Group. Y digo lástima porque es muy probable que, de
haberlo hecho, otro gallo nos habría cantado.
Por
aquel entonces el señor Romero y su partido consideraban poco menos que una
barbaridad la ubicación de una fábrica de papel reciclado, una planta para el
acabado de productos farmacéuticos y un centro de investigación contra el
cáncer, así como otras industrias de producción basada en tecnologías limpias no
contaminantes, en el término municipal barreño, al lado de la A-381. Y, sin
embargo, ahora estiman como genial la idea de colocar junto a la playa de
Palmones una gasolinera gigante. Pese a que de instalaciones de este tipo –cuya
presencia entraña riesgo y ofrece una rentabilidad sociolaboral más que dudosa–
andamos ya sobrados en la bahía.
Lo que
no dicen el hoy alcalde de Los Barrios y su partido es que la implantación del
complejo de VITTI, VITTA, o cómo puñetas se llame, es posible gracias al actual
PGOM, vigente desde 2008. El mismo PGOM, por cierto, a cuya aprobación se
opusieron los andalucistas recurriendo a todas las triquiñuelas habidas y por haber
que tuvieron a su alcance. Como la de presentar más de trescientas alegaciones,
en su mayoría repetidas, a través de militantes, simpatizantes, allegados y
familiares suyos, prácticamente el último día y en el último minuto, para
retrasar y entorpecer el proceso de su entrada en vigor, por ejemplo.
Puede
que haya quien no lo tenga claro, y es más que comprensible, pero un servidor
sí. La iniciativa de los holandeses que tanto aplauden el señor Romero y sus
compañeros de filas no me hace ni pizca de gracia.
A mí la
única Vitti que me mola es (la) Mónica y la única Vita, la dolce, de Fellini…
La Verdad del Campo de Gibraltar, 10 de marzo de 2014
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